Las Cuencas Mineras son para Sara López Arraiza y Nacho Ruiz Allén territorios en los que coexisten cuatro paisajes, el natural, el rural, el industrial y el urbano sin que haya habido una planificación previa. Consecuencia de ello es la formación de un magma de identidades contrapuestas que ha propiciado modelos edificatorios profundamente heterodoxos en los que se denota el conflicto que llevan inscrito.
En palabras de los autores, “se trata de arquitecturas híbridas, artefactos mutantes, que, a pesar de la invisibilidad que les otorga su inevitable condición marginal, hoy en día son capaces de ofrecer interesantísimas lecciones arquitectónicas”.
El proyecto “Aprendiendo de las Cuencas. Hacia una puesta en valor del Paisaje Cultural de las Cuencas Mineras Asturianas” recogió sus investigaciones en una exposición que tuvo lugar en LABoral Centro de Arte y Creación Industrial en el año 2014, para la que se editó un interesante catálogo que ofrece una nueva mirada de los paisajes culturales surgidos a consecuencia de la actividad minera.
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