Una gigantesca obra de ingeniería acometió, entre 1945 y 1955, la construcción sobre el curso del río Navia del salto de Grandas de Salime. Miles de trabajadores fueron movilizados y alojados en poblados construidos ex profeso en medio de una naturaleza agreste. A su vez, una obra arquitectónica, escultórica y pictórica acorde con las dimensiones del embalse fue llevada a cabo por Joaquín Vaquero Palacios y Joaquín Vaquero Turcios. Una muestra cumbre de lo que la historiadora el arte Natalia Tielve ha caracterizado como Patrimonio Industrial del agua que puede ser visitada, mientras las instalaciones siguen a pleno rendimiento. Los poblados obreros, en cambio, se han convertido en ruinas devoradas por la vegetación. Y la memoria de los numerosos muertos en accidente de trabajo, sugerida en el mural de Vaquero Turcios a través de la representación de una «pietá», ha quedado sumida en el olvido.
Texto: Rubén Vega.
Blondines sobre el salto de Salime Trabajadores en el salto de Salime Embalse en construcción Desborde antes de su finalización Entrada a la central Vista desde la central Murales de Vaquero Turcios Firma de los Vaquero en los murales Murales de Vaquero Turcios Citas en la sala de turbinas Iglesia del poblado de A Paicega Restos del poblado de A Paicega Embalse y poblado El Campín
A Paicega Vista nocturna Vistalegre A Paicega y El Campín
Lorenzo Pérez, L. Guía descriptiva de las obras del Salto de Salime. Luarca, 1954. Ilustración: Víctor A. González.
+ Info:
Natalia Tielve, «Arte Diseño y Arquitectura Industrial en la labor de Joaquín Vaquero Palacios» en NORBA, Revista de Arte, vol. XXXI (2011), pp. 111-131.
Entrevista a Elena Fernández, vecina de A Paicega.
Foto de cabecera: Blondines sobre la presa de Grandas en construcción.